viernes, 17 de febrero de 2012

EL JAGUAR: ICONO FELINO EN MEXICO



El jaguar es el más grande y poderoso felino de América y por más de tres mil años fue uno de los más importantes animales simbólicos de Mesoamérica. La imagen del jaguar, al igual que la del ocelote y la del puma, aparece en el arte de todas las civilizaciones prehispánicas, desde los olmecas hasta los aztecas.

La fascinación que ejercieron los jaguares sobre la imaginación de los pueblos indígenas persistió en la época colonial y ha llegado hasta nuestros días.

Jaguar (Pantera onca) Nombre náhuatl: océlotl o tecuani, “el que come gente”. Nombre maya: balam.

Puma (Puma concolor) Nombre náhuatl: miztli. Nombre maya: coh.

Ocelote (Felis pardalis) Nombre náhuatl: océlotl. Nombre maya: zac xicin, “oreja blanca”.

EL JAGUAR ENTRE LOS AZTECAS

 
Gracias a sus códices y a las excavaciones del Templo Mayor, "la azteca" es la cultura que nos brinda más información sobre el simbolismo felino en el México antiguo. En náhuatl, la lengua de los aztecas,  el jaguar se llamó océlotl-razón por la cual se le confunde frecuentemente con el ocelote, un felino distinto y de menor tamaño. Para ellos el jaguar era la criatura más valiente y el orgulloso “señor de los animales”, tal como se consigna en el Códice Florentino recopilado por el fraile español Bernardino de Sahagún. La vinculación entre el animal y la guerra nos dan claves sobre la idea que los aztecas tuvieron de el y de su simbolismo. Los términos que llevan la raíz océlotl se utilizaban para describir a los guerreros valientes

SUPERVIVIENCIA DEL JAGUAR

Las creencias asociadas a los jaguares y demás felinos no desaparecieron con la llegada de los españoles en 1519. Ya  que los símbolos felinos eran parte de la cosmovisión indígena, fueron adaptados a la religión católica y a las nuevas condiciones económicas y políticas implantadas por los conquistadores. Lo que sí cambio fueron sus nombres: los españoles llamaron tigres a los jaguares y leones a los pumas  y con ellos se les conoce hasta la fecha aún en los lugares mas recónditos de México.
 
La ambigüedad espiritual del jaguar, que representa el bien y el mal, la fertilidad y la muerte persistió durante la época colonial. En otros lugares el jaguar ser convirtió en defensor de Cristo y para mostrar su función como protector usa su piel pinta durante la Pasión. El jaguar ocupa el lugar que antes tenía el león a los pies de San Jerónimo. Muchas fiestas tradicionales con jaguares subsisten hasta nuestros días aunque algunas, como la “cacería del tigre”, ha desaparecido; una de las razones de su persistencia es que las máscaras y trajes de jaguar son populares artesanías compradas por turistas.




Hay muchas comunidades rurales en México en las que aún se celebran fiestas que tienen elementos simbólicos  asociados a los felinos y en especial al jaguar. Los tlacololeros y la Danza de los tecuanis son dos de sus manifestaciones más conocidas. En los pueblos como Totoltepec, Guerrero, los danzantes usan máscaras de jaguar y trajes amarillos con manchas y mezclan creencias católicas con ideas prehispánicas para proteger la siembra y su ganado de los depredadores.



En donde más se eseñora este Dios jaguar es el actual Estado de Guerrero; otras partes como Zitlala (lugar de estrellas), Acatlán de Osorio y otros pueblos cercanos a Chilapa y Tixtla, en territorio de dialecto náhuatl de Guerrero, se han conservado vestigios de antiguos rituales sangrientos, “la pelea de tigres” es durante la fiesta de la Santa Cruz de Mayo en la que los jóvenes vestidos de jaguares luchan hasta sangrar como ofrenda al dios jaguar, quien envía lluvia que fertiliza al maíz celebración que se lleva a cabo el 5 de mayo. No se diga “La Tigrada” en Chilapa, las danzas del jaguar; el bien y el mal, por ejemplo son representados por un solo actor y se realiza el 15 de agosto.
 
En Tenosique, Tabasco, hay una danza llamada pochó , como la flauta que toca la música que se baila el miércoles de ceniza; El jaguar o “Tigre” es uno de los personajes principales de la danza del pochó, se lleva a cabo durante el carnaval que dura de tres a seis semanas a partir del 19 de enero.

EL JAGUAR, DIOS Y ORIGEN DE NUESTRA RAZA INDÍGENA

En nuestra mitología el jaguar es un dios fuerte, inteligente y poderoso; encarna la belleza y la ferocidad, los dos polos opuestos. Es el padre que da origen al cruzarse con una mujer a nuestras razas Mesoamericanas. El dios jaguar está vivo. Los ritos lo hacen resurgir del ámbito cosmogónico y del inframundo. Salen en Oaxaca, en los valles, la sierra o la costa; en la selva lacandona, en los Altos o en el Soconusco. Las máscaras que los personifican son magnificas piezas, la mayoría talladas en madera, policromadas con incrustaciones de dientes, piel, cerdas o espejos, según el estilo estético tradicional de la región.  
La distribución original del jaguar se extiende desde el sur de Estados Unidos hasta Argentina. Aun cuando su hábitat primordial son las selvas secas, manglares y pantanos. A diferencia de otros felinos, no evita el agua y es un buen nadador. Es solitario y sólo se reúne  con la hembra en época de apareamiento. Los cachorros por lo general son dos, nacen después de tres meses de gestación, son amamantados durante cinco meses y permanecen con la madre hasta que alcanzan un año y medio de vida y se hacen independientes. Hábil cazador, de hábitos nocturnos y crepusculares, el jaguar es el máximo depredador de las selvas en que habita, es decir, se ubica en la cúspide de la cadena alimentaría.





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